En la anterior entrada de este blog os contamos cómo la inteligencia artificial (IA) influye en la movilidad actual, de qué forma es capaz de procesar millones de datos para lograr que las líneas de autobús se adapten a la demanda, regular los flujos de tráfico o controlar la ventilación en una estación de metro en función de la afluencia de pasajeros.
Pero esta rama de la informática, que estudia la capacidad que tienen algunas máquinas para imitar el comportamiento humano inteligente y así poder alcanzar unos objetivos definidos, también se usa en el mundo del automóvil. Desde su fabricación hasta su uso o mantenimiento.
Inteligencia artificial para construir mejores coches
Hoy, al visitar una factoría de automóviles, no es raro que sus responsables hablen de que para fabricar un coche se use el internet de las cosas (IoT por sus siglas en inglés), big data, 5G, cloud computing… Pero, desde luego, la tecnología que ha producido un mayor impacto en la fabricación de coches es la inteligencia artificial. El sector de la fabricación de automóviles está en medio de una transformación radical impulsada por esta tremenda aceleración tecnológica.
Gracias a la inteligencia artificial se han acelerado el diseño del automóvil (con prototipos virtuales) y se ha ganado un terreno espectacular en la fiabilidad de los procesos productivos automovilísticos. Se han reducido enormemente los errores en la fabricación, lo que implica, en primer lugar, una mayor fiabilidad del producto para el cliente; pero también se han reducido los costes tanto en la producción como en los asociados al periodo de garantía, lo cual añade un plus reputacional para la marca.
Un ejemplo notable de esto lo tenemos muy cerca, en la factoría Renault de Valladolid. Allí, en el proceso de pintura de la carrocería se ha instalado un túnel dotado de 40 cámaras. Cada una de ellas es capaz de tomar 1.600 fotos por minuto de diversos puntos del vehículo. En total, 65.000 fotos por coche. Gracias a un proceso de inteligencia artificial, se puede detectar hasta el más mínimo fallo en la pintura, avisar en caso de que se produzca e, incluso, localizar la causa.
Además, una moderna factoría automovilística es un inmenso polo de generación de datos. Estos se suben a la nube y se analizan. Gracias a la IA se pueden identificar procesos donde se produzcan, por ejemplo, cuellos de botella o se encuentren áreas problemáticas. Pero también se detectan las tendencias en los gustos de los clientes al analizar las diferentes combinaciones de extras o colores que estos quieren para sus automóviles.
Inteligencia artificial: habla con tu coche
Todos los coches modernos, pero sobre todo los de gamas más altas, incorporan ya equipamientos que funcionan con inteligencia artificial. Quizás el más popular de ellos son los ADAS, ayudas a la conducción. Por ejemplo, el control activo de velocidad analiza diversos parámetros como velocidad, señales de tráfico, los coches que circulan a nuestro alrededor, etc., para mantener una velocidad y distancia seguras. Acelera y frena de forma completamente autónoma y, en algunos casos, incluso maneja la dirección para mantener el coche en el carril.
Pero, sin duda, una de las aplicaciones inteligentes más llamativas es la posibilidad de hablar con el coche en un lenguaje cada vez más natural, sin tener que memorizar órdenes vocales exactas. Tanto que modelos de marcas como DS, Mercedes o Volkswagen ya incorporan “Chat GPT”, la famosa aplicación de IA.
Así que, mientras se conduce, puede interactuarse con la IA para requerir información de un lugar interesante por el que acabamos de pasar, de hoteles, restaurantes, museos… o que les cuente un cuento a nuestros hijos mientras viajamos. Todo sin soltar el volante ni apartar la vista de la carretera.
Más allá de esta experiencia, digamos lúdica, la IA se incorpora en los coches modernos para labores más serias y discretas como, por ejemplo, realizar operaciones de “mantenimiento predictivo”. A partir de los sensores que incorpora el coche, la IA analiza los datos y puede anticipar posibles fallos y recomendar revisiones. La ventaja para el conductor es que se reduce notablemente el riesgo de averías graves.
Inteligencia artificial para mantenernos en la carretera
Una vez en ruta, la IA también está cada vez más presente. Uno de los usos más habituales es el análisis de datos de tráfico. El procesamiento de la información viaria en tiempo real permite optimizar las rutas mediante los navegadores inteligentes que ya traen muchos vehículos nuevos.
Pero a nosotros nos ha llamado mucho la atención la aplicación de la empresa española Asimob, que permite detectar cualquier cambio o deterioro en las señales de tráfico, en las marcas viales de la calzada (líneas, símbolos y letras), el estado del asfalto o las barreras de protección. Un verdadero inspector que avisa, en tiempo real, de cualquier posible fallo en la red viaria de un pueblo, ciudad o carretera.
La gran ventaja de este sistema es que, frente al sistema tradicional de los inspectores que se paran al borde de la carretera y toman fotos, Asimob funciona con cámaras instaladas en un coche. Lo hace en movimiento y es capaz de tomar y analizar imágenes a un ritmo endiablado. Ni decenas de inspectores lo harían tan rápido y con tanto detalle. En el municipio costero de Cunit (Tarragona) hace tiempo que lo utilizan. Un simple teléfono móvil instalado en el salpicadero de coches patrulla, que recorren constantemente las calles del municipio, se encarga de avisar si detectan alguna degradación importante en el asfalto, la pintura de las marcas viales o si una señal de tráfico se ha caído. Una forma muy inteligente de mejorar la seguridad vial.