Conducir no es fácil. Y no lo es no por el propio proceso mecánico de manejar el vehículo, sino por los muchos factores ajenos a los que prestar atención para que nuestro viaje sea seguro para nosotros, para el resto de los conductores y para los viandantes. Además, para aliviar a nuestro prepuesto del gasto en combustible hay que tener en cuenta principalmente el estilo de conducción, las condiciones de la carretera y el vehículo. De hecho, la DGT estima que entre el 30 % y el 50 % del consumo de gasolina depende de la manera en la que conducimos.
Uno de los factores que más afectan a la seguridad de la conducción son, sin duda, las condiciones atmosféricas. Todas ellas representan un reto a la hora de movernos con el coche. ¡Quién no se ha visto cegado por el sol en alguna ocasión! ¡Y qué contar de la lluvia o la nieve! Conducir es un riesgo. Y aún más con mal tiempo.
Y este peligro se incrementa, además, por el cambio climático. Puede parecer una afirmación aventurada, pero no lo es. Con este proceso, el tiempo se ha vuelto mucho más impredecible.
¿Alguna vez te ha ocurrido, por ejemplo, sentir un golpe de viento conduciendo al salir de un túnel o adelantar a un camión? Eso es el efecto pantalla. Te contamos por qué ocurre y cómo gestionarlo para conducir seguro.
El cambio climático y la conducción segura
En nuestro país ya estamos sufriendo los efectos del cambio climático. Sucesos como las DANA se han convertido en habituales en nuestra latitud. Repentinas y explosivas, se convierten en un peligro para circular no solo por lo intenso de las precipitaciones, sino por las fuertes rachas de viento que las suelen acompañar. Aunque pocos pensaríamos en el viento como uno de los elementos que más riesgos entraña al volante, lo es. Y mucho. Y se incrementa con la variabilidad que está adquiriendo el tiempo.
Obviando los vientos que podemos sufrir más o menos constantemente al conducir y sobre los que recibimos alertas meteorológicas cada vez con más frecuencia (recordemos la pasada Semana Santa, sin ir más lejos), conlleva uno de los peligros mayores para la conducción, más impredecibles y, probablemente, menos tenido en cuenta, el efecto pantalla.
Se denomina así al fenómeno atmosférico que se produce cuando, circulando con fuertes vientos, entramos en un túnel o adelantamos a un vehículo de gran tamaño, como un autobús o un tráiler, y, al estar así protegidos momentáneamente, en ese instante cesa el viento.
Esto es engañoso. El verdadero riesgo nos espera al salir del túnel o dejar atrás al vehículo. Entonces, el viento vuelve a impactar con fuerza sobre nuestro automóvil, de modo que puede pillarnos desprevenidos y provocar que perdamos el control del coche por este golpe de viento.
Prevenlo correctamente
¿Cómo nos preparamos para que nos perjudique en la conducción? No podemos evitarlo al ser un fenómeno físico, pero sí podemos, en cambio, estar prevenidos para afrontar la situación.
En primer lugar, usaremos el sentido común. Si ya estamos conduciendo con viento, deberemos recordar sus riesgos y adelantarnos tomando las precauciones necesarias; es decir, anticiparnos a los acontecimientos es fundamental. Ello nos ayudará a aumentar la seguridad al volante.
Una vez identificada la situación y ya preparados para lo que haya de venir, llega el momento de tomar unas medidas más prácticas. Tanto si estamos adelantando a un camión como saliendo de un túnel, debemos ajustar el volante ligeramente en dirección contraria al viento con suavidad, sin brusquedad, sujetándolo con firmeza.
Recuerda que una reacción excesiva de la dirección puede comprometer la estabilidad del vehículo. Pero insistimos: estar preparados es vital.
Además de nuestra actitud al volante, podemos también reducir el riesgo del efecto pantalla y del viento, en general, atendiendo a elementos externos como las mangas o banderas de viento.
Esta especie de globos de forma cónica se instalan en las carreteras y se identifican claramente desde lejos por su colorido con franjas blancas y rojas o naranjas. Su objetivo es indicar la dirección y fuerza del viento respecto a la horizontal. Según el grado de inflado y la inclinación de la manga, podremos hacernos una idea de la velocidad del viento, incluyendo el peligroso viento lateral del que venimos hablando. Así, podremos anticiparnos adaptando nuestra conducción a las condiciones.
Y siempre, precaución
Junto a la conducción precavida y atenta, no olvides tampoco acciones adicionales que contribuyen a la estabilidad del vehículo con tiempo muy ventoso. Evita, por ejemplo, usar bacas en el techo. Al romper la aerodinámica, pueden afectar a la estabilidad. Mejor opta por cofres o baúles cerrados, más aerodinámicos.
Y, por supuesto, es crucial para tu seguridad calzar neumáticos adecuados tanto a la carretera como al uso que haces del vehículo y a las condiciones meteorológicas.
Hay que tener en cuenta que los diseños de las bandas de rodadura, así como el desgaste del neumático, influyen en la sensibilidad de conducción, un diseño asimétrico, como la Ecsta HS52 de Kumho, ofrece una conducción más estable que uno simétrico direccional que tiene reacciones más deportivas y rápidas al aplicar fuerza en el volante.
Recuerda que puedes revisar los neumáticos y realizar el mantenimiento integral de tu vehículo, en cualquiera de los talleres que forman parte de nuestra red Kumho Platinum Club (KPC), donde tendrás asegurada una excelente calidad de servicio.
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