En seguridad vial, todos podríamos enumerar las principales causas de accidentes. Sin embargo, algunas podrían resultarnos inesperadas, como las alergias. En efecto, quizás te resulte sorprendente saber que padecer alergia incrementa un 30 % el riesgo de sufrir un accidente.

Y, lo que es más, según un estudio de la Fundación Mapfre, el 5 % de los accidentes está causado por esta afección. Esto se traduce en cerca de 100 muertos al año en carretera.

Conducir a ciegas

Pues parece que la primavera esconde una cara no tan agradable. En esta época es cuando los niveles de polen se incrementan, provocando reacciones de mayor o menor intensidad en cerca de ocho millones de personas. No es un dato baladí y menos teniendo en cuenta que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha anunciado que esta primavera será más intensa en los niveles de pólenes.

Así, conducir en esta época puede implicar mayores riesgos, ya que determinados episodios alérgicos pueden alterar nuestras capacidades y, por ello, deben extremarse las precauciones.

Tanto es así que sufrir un pico de alergia mientras vamos al volante (estornudos, ojos llorosos y moqueo) disminuye nuestra atención a la carretera. Circulando a una velocidad de 90 km/h, una secuencia de estornudos de cinco segundos equivale a recorrer 140 metros “a ciegas”. Esta distancia aumenta con la velocidad y a 120 km/h, dejamos de ver la carretera durante más de 600 metros, según el Instituto Mapfre de Seguridad Vial.

A ello, añadamos que el 50 % de los alérgicos sufre alteraciones del sueño y dos de cada cinco de quienes padecen rinitis alérgica sufren somnolencia diurna, lo que también interfiere en la seguridad al volante.

La medicación, sí, pero con control

Es sabido que para tratar los síntomas de las alergias se utilizan antihistamínicos. Es fundamental hacerlo. Sin embargo, hay una cara B, puesto que algunos de estos medicamentos afectan a las capacidades para conducir, como se indica en el prospecto y en el propio envase. Debe ser el médico quien recete el medicamento más adecuado. No obstante, hay un 80 % de quienes la padecen que no toman nada o se automedican. Peligro sobre peligro. Recordemos que se estima que el 10 % de los accidentes de tráfico está relacionado con la automedicación. Insistimos, acude a tu médico.

La medicación, pues, es vital porque el coche es uno de los lugares donde más presentes se hacen los síntomas, ya que es un espacio pequeño, cerrado y con poca ventilación. Con la medicación, los mayores riesgos del proceso alérgico al volante (la irritación, el lagrimeo, que aumenta la sensibilidad a la luz, y la sensación de fatiga, que afecta directamente a la visión) se controlan o, directamente, evitan.

Consejos y recomendaciones

Como en tantos otros aspectos de la seguridad vial, para prevenir riesgos al conducir con alergia, lo esencial es la sensatez y la precaución. Pero no está de más aportar algunos consejos que pueden ayudarnos a circular con mayor seguridad:

  • Limpieza del vehículo. Es fundamental que el interior del vehículo esté libre de ácaros. Por eso, es necesario realizar una limpieza profunda. Existen servicios de limpieza muy eficaces que eliminan casi el 100 % de impurezas. 
  • Cerrar las ventanillas. Conducir con las ventanillas cerradas evita la entrada de agentes externos que pongan en riesgo la seguridad. De esta manera, respirarás un aire más limpio gracias al filtro antipolen del aire acondicionado. Procura no viajar con animales.
  • Utilizar gafas de sol. Las gafas homologadas para la conducción protegen los ojos de los alérgenos y de la sensibilidad lumínica.
  • Jamás consumir alcohol. Aunque es una norma general obligatoria, es más importante en este caso porque el alcohol puede potenciar los efectos adversos con la medicación. Tampoco debes fumar en el vehículo para no agravar los síntomas.
  • Evitar otros riesgos. Detente cuando comiences a sentir los efectos de la alergia; evita los días lluviosos, cuando se concentra más polen, y no conduzcas al amanecer ni al anochecer porque a esa hora aumenta la presencia de polen en el aire.

Recuerda informarte sobre los niveles de pólenes antes de iniciar tu viaje. Puedes hacerlo en la web de la Sociedad Española de Alergología.

Dicho esto, lo primordial es usar filtros especiales para el polen que reducen la entrada de partículas e impurezas del exterior. Pero para que esta medida resulte efectiva, debes realizar un mantenimiento adecuado y renovarlos cuando lo indique el fabricante.

Según los expertos, es recomendable cambiar el filtro una vez al año, o cada 15.000 kilómetros, y usar filtros con certificado HEPA (High Efficiency Particulate Air). Y, por supuesto, debes cambiarlos si el habitáculo no se enfría adecuadamente o se acumula polvo o suciedad en el salpicadero.

Recuerda que puedes realizar el mantenimiento integral de tu vehículo en cualquiera de los talleres que forman parte de nuestra red KPC, donde nuestros profesionales te aconsejarán sobre las soluciones más adecuadas para tus necesidades.

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