El coche del futuro tiene enchufe: será híbrido o eléctrico

Si hoy salimos a cualquier calle española, la electrificación en el mundo del automóvil puede no resultar evidente, pero ya está entre nosotros y es una tendencia ascendente. En lo que llevamos de década, el crecimiento de la electrificación ha sido imparable en nuestro país, aunque es cierto que no al ritmo que se había previsto. Según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (ANFAC), las matriculaciones de coches eléctricos, híbridos e híbridos enchufables supusieron en 2020 el 22,5 % del total.

Un año más tarde, este porcentaje era ya del 34,9 %. En el ejercicio 2022, volvió a crecer hasta alcanzar el 40,9 % y, en 2023, último año completo del que hay datos, fue del 46,7 %. En definitiva, un aumento de casi 25 puntos en apenas cuatro años.

Y la tendencia alcista continúa, porque en el acumulado anual enero-mayo de este 2024, los coches que recurren a algún tipo de electrificación en su propulsor para moverse han sido el 49 % del total de las ventas. Son el grupo con mayor cantidad de matriculaciones: los diéseles se estancan en el 10 % del mercado y los que se mueven con gasolina suponen el 41 %.

Electrificación, tendencia mundial

El año pasado, según los datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el 18 % de las ventas de vehículos en todo el mundo tenían algún tipo de electrificación, cuatro puntos porcentuales más que en 2022, cifras que indican un crecimiento “robusto, pasando el mercado de un esquema de compradores pioneros a uno masivo”, señalan los técnicos de la organización en un informe.

En la Agencia Internacional de la Energía resumen la tendencia con una cifra: 250.000. Es la media de coches electrificados que se vendieron semanalmente el año pasado en todo el mundo. Y es la misma cantidad de los que se comercializaron en un año entero hace una década.

Las previsiones de la AIE apuntan a que, en el año 2030, uno de cada tres vehículos que circulen por las carreteras chinas y uno de cada cinco en Europa y EE.UU. será eléctrico. Entonces se calcula que las ventas ascenderán a unos 40 millones de unidades al año.

Las incógnitas del coche eléctrico: baterías y precio

Pero para que los coches eléctricos acaben de despegar al ritmo que se preveía hace años (recordatorio: en 2009 se presentó en España el Plan Movele con la previsión de tener ya en 2014 unos 250.000 coches eléctricos en circulación) es básico que su precio baje. Una tendencia que en China ya es toda una realidad porque la versión eléctrica ya es más barata allí en seis de cada diez modelos que su equivalente con motor térmico. Por el contrario, aquí, en Occidente, estos coches siguen siendo entre un 10 % y un 50 % más caros que sus homólogos de gasolina. Y eso a pesar de resultar notablemente más baratos en todo su ciclo de vida: menos averías, menor mantenimiento y energía a menor coste para moverse. Pero para la equivalencia en el precio de venta de ambos tipos de motor habrá que esperar, según la AIE, hasta 2030.

Ahora la preocupación llega porque es precisamente China la que controla el suministro de materiales de tierras raras para la fabricación de motores eléctricos. Y aunque los precios de estas materias primas se estabilizaron en 2023 y 2024 (el neodimio y el disprosio llegaron a subir un 750 % y un 2000 %, respectivamente) sigue preocupando para el futuro.

Y este control chino de los motores eléctricos también llega a las baterías. Según la AIE, los costes de producción de las baterías son muy dispares entre China y Europa o Estados Unidos. Producir una batería en este último país puede ser un 20 % más caro que en China, incluso en igualdad de costes de los materiales.

El éxito o el fracaso de la revolución eléctrica en marcha depende del resto del mundo emergente, donde la adopción es incipiente. China (60 %), la Unión Europea (25 %) y EE.UU. (10 %) coparon el año pasado el 95 % de las ventas, aunque representan el 65 % del mercado mundial de vehículos.

Y, ahora, un nuevo interrogante se abre con la adopción de aranceles por parte de la Unión Europea (ya lo hizo antes también EE.UU.) hacia los automóviles eléctricos de determinadas marcas chinas. Una penalización que pretende salvaguardar a las marcas europeas y evitar que las chinas copen el mercado eléctrico. Veremos cómo afecta esta medida a la electrificación del parque automovilístico europeo y, por ende, al español.

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